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Dr. César Augusto Dávila Gavilanes
(1910 - 1999)
César Augusto Dávila Gavilanes nace el día de Todos los Santos -1ro. de noviembre de 1910- en Patate, provincia de Tungurahua. Desde muy niño su espiritualidad se manifiesta claramente en él; sus juegos consistían en celebrar misas, pronunciar sermones para sus compañeros, organizar procesiones... Sus padres -Augusto y Vicenta, especialmente su madre, tuvieron un papel decisivo en su vocación y formación sacerdotal.
Inició su formación religiosa en el Seminario San Luis de Quito. En 1934, a los 23 años de edad, es ordenado sacerdote de la manos del Cardenal Carlos María de la Torre en el Seminario Mayor de San José de la Arquidiócesis de Quito. A partir de ello, inicia su apostolado en diferentes parroquias de los Andes ecuatorianos, trabajando principalmente en la promoción de pueblos indígenas y grupos obreros.
Su deseo de conocer más a Dios lo lleva a obtener el Doctorado en Teología Dogmática en la Universidad Javeriana de Bogotá (1947), en donde es uno de los alumnos más destacados.
A su regreso a Ecuador trabaja incansablemente para una pastoral de comunicación. Funda en Quito la radiodifusora Luz de América con el objetivo de transmitir el Evangelio y difundir reflexiones espirituales a sus hermanos.
A lo largo de su vida pastoral, el Padre Dávila desempeña con especial esmero y responsabilidad numerosas tareas que la Iglesia le encomienda: sacerdote, teólogo, escritor...
SU NUEVO NACIMIENTO
El Padre Dávila representa un modelo de realización espiritual, por su profunda vivencia en el mensaje de Cristo y clara comprensión universal del amor cósmico que opera en la misión redentora del Salvador. Es el sacerdote cristiano, que buscaba y se acerca a beber directamente de las fuentes.
Es el místico, que transforma cientos de espíritus que lo inspiran a realizar una tarea extraordinaria: difundir en la sociedad católica el mensaje del Dios vivencial; no solo para las comunidades de vida consagrada sino también para las seglares. Es importante destacar su especial y profunda devoción por la Virgen María la cual transmite a sus discípulos, despertando en ellos ese mismo amor.
A partir de 1952 su vida espiritual cobra una dimensión insospechada: aprende la técnica milenaria de la meditación e importantes prácticas de Yoga del Pandit Bhek Pati Sinha, discípulo directo de Mahatma Gandhi, el padre espiritual de la India moderna.
Este encuentro marcaría su nuevo nacimiento, el Padre Dávila expresa en ese momento, "Comenzó una revolución en mi mente y en todo mi ser; de ahí me dije para mis adentros: tengo que llegar a conocer a Dios como este Pandit llegó al conocimiento divino..."
Desde ese momento, la conciencia espiritual del Padre Dávila se agiganta; la luz de Dios inunda su ser y se desborda. Su misión es inminente. Aparecen sus primeros discípulos: Pablo Jaramillo Crespo y su esposa María Eugenia Tamariz Ordóñez, símbolos de aquellos miles de nuevos meditadores que por generaciones reciben su mensaje espiritual. El Padre Dávila es para sus seguidores un gurú, un maestro, un padre, un hermano mayor, un amigo en el sendero.
MENSAJERO DEL AMOR UNIVERSAL
El Padre César Dávila fue uno de los pioneros del diálogo interreligioso. Posteriormente este diálogo fue impulsado por el Concilio Vaticano II, para generar una fraterna convivencia entre el Cristianismo y las grandes religiones del mundo (Hinduismo, Budismo, Judaismo, Islamismo). El Padre Dávila dedicó su vida a ser un verdadero mensajero del amor hacia todo ser de la Creación, con la humildad propia de las grandes almas.
En 1953 contacta al mejicano José M. Cuarón, uno de los discípulos más allegados al maestro Paramahansa Yogananda, fundador del Self Realization Fellowship --movimiento que promueve las enseñanzas de carácter místico-filosóficas traídas de la India a América--. El Padre Dávila nunca se detiene ante las barreras religiosas de ese entonces, pues su espíritu altamente ecuménico vibra con todo aquello que irradia una chispa de verdad.
Funda la Asociación Escuela de Auto-Realización (AEA) entidad sin fines de lucro que goza de personería jurídica desde 1972 y reconocimiento en el fuero eclesiástico como Asociación Ecuatoriana de Meditación (AEM) desde 1984.
El Cardenal ecuatoriano Pablo Muñoz Vega, uno de los más respetados prelados de la Iglesia, incluso a nivel del Vaticano, comprende el mérito espiritual del Padre Dávila, por lo que lo anima a continuar en la gran misión providencial de conseguir "el abrazo espiritual entre Oriente y Occidente". El Cardenal, en la inauguración del Ashram de San Juan de Baños, expresa lo siguiente: "Un río de agua limpia: el Cristianismo, no tiene ninguna dificultad en juntar sus aguas con las de otro río limpio: la Escuela de Auto-Realización" (5 de diciembre de 1981).
Impulsado por esta gran misión el Padre Dávila acude a las fuentes para compartir vivencias con místicos de todas las grandes tradiciones y peregrina en repetidas ocasiones a los más importantes santuarios de la espiritualidad de Oriente y Occidente. Recorre Roma, Asís, Egipto y el Sinaí. Junto a sus discípulos participa en encuentros memorables con maestros espirituales del Tíbet y la India, en las estribaciones de los Himalayas donde habitan los grandes Yoguis.
Así mismo, muestra siempre un especial interés por los conocimientos místicos de las culturas prehispánicas, visita varias veces las ruinas incaicas de Machu Picchu, Ingapirca y los vestigios de la sabiduría ancestral de Mesoamérica.
El Padre César Dávila se consagra a Cristo como el maestro de la oración contemplativa y a AEA como un movimiento cristiano con inspiración oriental. Su voz es escuchada en importantes foros espirituales y espacios para el diálogo interreligioso, comparte su visión universal de Dios en el Vaticano, Estados Unidos, Colombia, Costa Rica, Panamá, España e India.
SU OBRA
Protagonista del diálogo entre religiones -hindú y cristiana, especialmente-, experto en temas de mística cristiana, filosofía oriental y técnicas de la ciencia del yoga, el Doctor César Dávila deja plasmadas sus enseñanzas en escritos y grabaciones a través de conferencias y lecciones por niveles.
Trabaja en la elaboración de revistas de alto contenido esotérico: Luz en el Sendero, Yoga para hoy, Yoga y Cristianismo.
Son fruto de su vida de profunda meditación unida a la Sagrada Eucaristía diaria sus diez libros:
- Palabra Eterna
- Guía al Infinito por las Parábolas de Cristo
- Las Llaves de tu Reino: Concentración y Meditación, traducida también al inglés e italiano.
- El Lago Sagrado
- Oración Cósmica
- El Dios Vivencial
- Mi Hermana la Muerte y el Más Allá
- Legado Divino
- Boga Mar Adentro (Colección Joyas Espirituales)
- Conferencias Magistrales del Dr. César A. Dávila G. (Colección Joyas Espirituales)
Todas estas obras reflejan la sintonía del Padre Dávila con Jesucristo, Maestro de maestros, Hijo de Dios, Segunda Persona de la Santisima Trinidad, el Verbo Encarnado.
PARTIDA Y LEGADO
El 2 de junio de 1999, cerca de cumplir 89 años, este incomparable guía retorna a la casa del Padre, dejando una huella de amor espiritual en todos los que tuvieron la bendición de conocerlo. Días antes de su partida - desde su casa en el Inca (Quito), donde vivió desde 1961 - este gran maestro espiritual se despidió personalmente de sus discípulos pidiéndoles: "No dejen de trabajar en el arado que Dios les ha dado a cada uno de ustedes, miembros de Auto-Realización; para que su palabra, su mensaje, llegue a toda la humanidad... Esta es una misión que debe ser bien recordada... Digan a todos que sigan mi ejemplo de meditar todos los días..."
La misión a la que el Padre César Augusto Dávila Gavilanes, dedicó más de cuatro décadas, hoy continúa en los Centros y Grupos de Meditación de la Asociación Escuela de Auto-Realización establecidos en la ciudades ecuatorianas de Cuenca, Guayaquil, Quito, Ambato, Santo Domingo, Loja y Esmeraldas, así como en las ciudades de Panamá y Santiago de Chile.
AEA difunde de manera activa las enseñanzas de su fundador y guía espiritual, a los sinceros buscadores de Dios y promueve fundamentalmente la práctica de la meditación.
Mis queridos estudiantes: Esta obra bajo ningún aspecto es mía, sino de Dios. Esto no es mío. Yo soy la nada, Él es el Todo. Yo solamente soy un instrumento más en Sus benditas manos, para que nuestro bendito Dios realice con ese instrumento la obra que se ha realizado. Esa obra es Suya, exclusivamente Suya. Ésta es para mí, la mayor de todas las bendiciones que he recibido, a cada instante de mi vida y en el ocaso de mi vida sacerdotal.
P. César A. Dávila G.